Carta abierta a los vecinos y vecinas de la Mancomunidad de San Cristóbal
Hemos sabido que la Junta de la Mancomunidad de San Cristóbal denunció hace años al Ayuntamiento para cambiar la catalogación de la plaza, que actualmente es zona verde básica y de uso público (aunque la titularidad sea privada), por absolutamente privativa. Esta semana el asunto llega a juicio.
La plaza es un espacio público del distrito de Chamberí muy singular, una especie de placita de pueblo: tiene iglesia, colegio, al lado hubo un frontón que hoy es el polideportivo y, a falta de Ayuntamiento, alberga un local municipal. La pérdida del derecho de uso de la misma nos afectaría como vecinos antes que nada. Pero nos atañe también como participantes de la comunidad escolar del CEIP San Cristóbal, que es uno de los grandes propietarios del espacio y usuario de él durante los recreos.
Creemos que con la privatización del uso de la plaza el colegio perdería mucho, y es responsabilidad de todos y todas defender lo público. Damos por hecho que podría seguir utilizando la plaza como patio a pesar de que en 2019 esto ya se puso en cuestión sin éxito, y lo hacemos porque es parte de la vecindad, es copropietario del espacio como sabéis, con un importante coeficiente por el que la Comunidad de Madrid paga cuantiosas mensualidades.
Muchos habéis sido alumnos, madres y padres de alumnos, y no pocos sois miembros de este AMPA (con vosotros remamos para que el uso de este magnífico espacio siga siendo público). Pensamos, además, que si el colegio acabara algún día por desaparecer ahogado dentro de un espacio menos accesible que el que hoy tiene, podría ser sustituido por otra instalación pública con menos nexos con el vecindario.
Entendemos, por supuesto, el problema derivado de la obligación de mantener económicamente la plaza, su limpieza o riego. Creemos que lo coherente sería que el Ayuntamiento se hiciera cargo, por el uso público que se le damos los vecinos y vecinas de Madrid. Seguramente hay diversas fórmulas para conseguirlo. Nosotros pensamos, de hecho, que si la titularidad del suelo fuera también pública y se juntaran los derechos de uso y tenencia que actualmente están separados todos saldríamos ganando. No se perdería un espacio público para el distrito, los vecinos de la Mancomunidad seguirían disfrutando de la plaza exactamente igual que hasta ahora y se ahorrarían los costes derivados de su mantenimiento. Pero, en todo caso, lo que tenemos claro es que la solución no puede pasar por matar moscas a cañonazos cambiando el Plan General de Ordenación Urbana de Madrid en detrimento del uso público.
Durante los dos últimos cursos, el alumnado del Colegio Público San Cristóbal ha llevado a cabo unos talleres junto con personas mayores de la mancomunidad organizados por un grupo de investigación de la Universidad Complutense. Las personas mayores les han explicado cómo era este espacio tan singular antes, con su economato, su guardería, su polideportivo y, por supuesto, su colegio. Los más pequeños han aprendido a escuchar a los mayores y le san expuesto también su experiencia con la plaza, un lugar central para su desarrollo hasta el punto de que las últimas camisetas hechas para recaudar fondos para los viajes fin de curso han tenido como protagonista la plaza. Nos parece un buen ejemplo de convivencia y una buena manera de dar continuidad a la historia de un espacio que todos sabemos singular por su nacimiento y desarrollo histórico.
Nos despedimos, vecinos y vecinas, deseando que este juicio acabe como una anécdota y no implique una dificultad para que el destino de la plaza siga siendo, a la vez, un bien común del barrio y del poblado de San Cristóbal.