El AMPA del CP San Cristobal rechaza las reválidas LOMCE de Primaria

El AMPA del CP San Cristobal rechaza las reválidas LOMCE de Primaria

PRUEBAS EXTERNAS 3º PRIMARIA 9 Y 10 DE ABRIL 2019

PRUBAS EXTERNAS 6º PRIMARIA 29 Y 30 DE ABRIL 2019

La llegada de la primavera además de color, calor, alegría, vida y demás trae a Madrid, desde 2005, las reválidas de la LOMCE. Y diréis pero si la LOMCE es de 2013, ¿cómo puede ser? Pues porque la Comunidad de Madrid fue pionera en segregar y deshumanizar la escuela, en despreciar el trabajo de ls docentes…La LOMCE decidió que aquello era maravilloso y recogió el testigo y las implantó en todo el territorio nacional…

El AMPA considera que estas pruebas LOMCE no tienen ninguna finalidad educativa, entendiendo como tal el diagnóstico objetivo y la posterior aplicación de mejoras.

Os dejamos esta información acerca del tema y un documento modelo de objeción a las pruebas de tercero de Primaria. Además, estamos trabajando en una jornada informativa de la que próximamente daremos más información. Si hubiera suficientes familias que no quieran que sus hijos hagan las pruebas y no van a llevarlas al colegio esos días cabe la posibilidad de organizarse y montar una guardería por turnos entre las propias familias objetoras, podéis contactar con nosotros para ello.

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Cómo nos afectan estas pruebas y por qué nos oponemos a su realización:

– Son pruebas memorísticas y descontextualizadas. No sirven para aprender y no prueban que se haya aprendido.

– Son pruebas inútiles, no sirven para diagnosticar problemas de aprendizaje de los niñ@s, ni globales de los centros. Celebradas a final de curso, no permiten ofrecer refuerzos, apoyos o mejoras.

– Son pruebas punitivas. No sirven para aprender más y mejor -evaluación formativa- que es lo que debe hacer la Escuela, sino para castigar lo que se supone que no se sabe, haciendo al niñ@ único responsable de “su fracaso”.

– Este tipo de pruebas han fracasado incluso en su país de origen: Estados Unidos no ha mejorado sus resultados educativos por muchas pruebas que ha aplicado.

– Aunque consten en los expedientes de los alumn@s, no tienen ningún reflejo en sus notas, ni en sus medias, ni coartan sus oportunidades. Negarse a realizarlas no supone el menor inconveniente.

– Son pruebas antipedagógicas porque se basan en la evaluación de resultados finales, no tienen en cuenta el contexto socioeconómico y cultural de los alumn@s, ni su progreso y esfuerzo desde cada punto de partida, ni la aplicación real de lo aprendido.

– Sólo evalúan los estándares de aprendizaje en aspectos lingüísticos, en castellano e inglés, matemáticos y científicos. Los demás contenidos que se aprenden en la Escuela se ignoran y se desprecian. No evalúan ni las competencias básicas que regula la normativa estatal ni la europea, ni el propio currículo de la Comunidad de Madrid.

Los alumn@s son adiestrados, como si fueran animales de circo, con el único objetivo de superar unas pruebas muy limitadas, lo que quita un tiempo precioso para recibir una educación integral, crítica, creativa, para convertirse en ciudadan@s autónomos.

El profesorado se convierte en mero entrenador y aplicador de pruebas ajenas, se anula su autonomía pedagógica, se desprecia su profesionalidad para innovar y superar los problemas de aprendizaje de sus alumn@s.

– La Consejería también afirma que no va a publicar el ranking de Centros, pero cualquiera se fía, visto lo que dicen y lo que luego ordenan, y visto que publicaron durante años el ranking ilegalmente y ahora, con la LOMCE, tienen incluso legalizada la publicación.

– El problema del ranking es que crea una falsa competición entre centros, como si fueran empresas en el mercado para arrebatarse mutuamente recursos supuestamente escasos. Los centros educativos no son empresas, son instituciones públicas que deben garantizar el derecho a una educación de la máxima calidad allí donde se encuentren y la administración debe garantizar los recursos necesarios.

– El ranking nos hace creer a las familias que podremos elegir el mejor Centro para nuestros hij@s, pero esto se hace sobre criterios falaces, porque estas pruebas carecen de toda fiabilidad técnica y científica y no muestran la bondad de los proyectos educativos de los Centros. Así que aprobar la reválida tampoco es garantía de éxito del niñ@, no nos engañemos ingenuamente.

– Lo que es peor, según la LOMCE, se otorgarán recursos a los centros con mejores resultados y se abandonará a su suerte a los que obtengan peores resultados. Esto no sólo es brutalmente injusto, es que, además, no seremos nosotr@s los que escojamos el colegio de nuestr@s hij@s, sino que serán las direcciones las que seleccionen a su alumnado, para evitar tener malos resultados que les ahoguen financieramente.

– Así que si quieres una Escuela Pública de tod@s para tod@s, no lo dudes, di NO a las reválidas LOMCE

Algunas razones más:

1) El Libro Blanco de la Educación en España, que dio origen a la Ley General de Educación de 1970 (EGB, BUP, COU) YA ELIMINÓ LAS REVÁLIDAS EN PLENO FRANQUISMO. Por las mismas razones que se denunciaban entonces, la LOMCE DEL PP NOS LAS DEVUELVE:

“Las pruebas establecidas en determinados momentos del proceso educativo producen estrangulamientos importantes… El porcentaje de estudiantes que repiten curso en los distintos niveles educativos o en el tránsito de uno a otro grado de la educación es muy alto en España y comporta graves consecuencias de frustración individual, malestar familiar y recargo de costes de la educación para la familia y el Estado. Además, si el número de estudiantes suspendidos excede de un porcentaje razonable, se impone la necesidad de un análisis de causas, entre las que podrían estar la exigencia de niveles excesivos de conocimientos, la falta de adecuación y eficacia de los métodos didácticos o una orientación de la enseñanza que lleva a seleccionar a unos pocos, en vez de concebirla como un servicio de ayuda y promoción de todos.”

2) La CEAPA, Confederación de Asociaciones de Padres y Madres, recoge 10 motivos de rechazo a las reválidas

3) Los expertos en Educación son contrarios a las pruebas externas. Valga un ejemplo:

“Las pruebas establecidas en determinados momentos del proceso educativo producen estrangulamientos importantes… El porcentaje de estudiantes que repiten curso en los distintos niveles educativos o en el tránsito de uno a otro grado de la educación es muy alto en España y comporta graves consecuencias de frustración individual, malestar familiar y recargo de costes de la educación para la familia y el Estado. Además, si el número de estudiantes suspendidos excede de un porcentaje razonable, se impone la necesidad de un análisis de causas, entre las que podrían estar la exigencia de niveles excesivos de conocimientos, la falta de adecuación y eficacia de los métodos didácticos o una orientación de la enseñanza que lleva a seleccionar a unos pocos, en vez de concebirla como un servicio de ayuda y promoción de todos.”

Este no es el diagnóstico actual de ningún psicólogo constructivista, pedagogo innovador o sociólogo radical, sino el que en 1969 hicieron los tecnócratas del régimen franquista. La cita está sacada del Libro Blanco de la Educación en España, que dio origen a la Ley General de Educación de 1970 –popularmente conocida como “ley Villar”–. En este mismo documento se critican abiertamente la sinrazón –por jugarse a una sola carta el trabajo de cuatro años– y el fracaso rotundo de los exámenes de grado elemental (reválida de cuarto) y de grado superior (reválida de sexto), que tan solo fueron superados por el 50% del alumnado. Y consecuentemente, la mencionada Ley introdujo la evaluación continua del alumnado –en consonancia con la mayoría de los países con cierto crédito de modernidad pedagógica–, en la que se contemplan los distintos aspectos formativos, más allá de una prueba apresurada en la que se valoraba, en clave memorística, solo un tipo de conocimientos.

Pero el equipo ministerial (…) no entiende de modernidades y nos traslada de nuevo a la edad media de la pedagogía. Quizás porque piensa que cualquier pasado –incluido el de los más oscuros años franquistas– fue mejor. Sí, vuelven las reválidas al término de Primaria –y quien no supere la prueba tendrá que repetir curso–, de la ESO y del Bachillerato. A este paso se impondrá también la reválida al término de la Educación Infantil para que la selección y discriminación sociocultural se legitime desde los primeros años escolares. Pruebas unificadas a nivel nacional, obviando, además, las competencias educativas de las comunidades autónomas (…). ¿Dónde queda la autonomía de los centros, cuya capacidad de tomar decisiones en todas las secuencias del proceso de enseñanza y aprendizaje es uno de los factores de éxito de la escuela inclusiva, según las investigaciones y evaluaciones internacionales más solventes? ¿Qué función se atribuye a los proyectos educativos, a los equipos docentes y a la profesionalidad del profesorado si sus criterios y actuaciones quedarán totalmente hipotecados por la aplicación de unas pruebas estandarizadas, que pueden hacer tabla rasa de lo realmente enseñado y aprendido, y por el poder de unos tribunales externos que desconocen el contexto y la evolución del alumnado? Es evidente que si el actual ministro de Educación se sometiera a la reválida de su gestión del sistema educativo (…), buena parte de la comunidad educativa lo suspendería: porque su propuesta de reforma segmenta y fragmenta el sistema escolar, genera más desigualdad e injusticia social, desmantela y empobrece la escuela pública, suprime la Educación para la Ciudadanía, restringe la formación integral y pone serias trabas al desarrollo de la innovación pedagógica. Estas pruebas obedecen desde luego al ideario conservador del Partido Popular y serán aplaudidas por los lectores partidarios de un sistema educativo elitista y altamente competitivo, pensado para los ricos.

Carbonell, Jaume | Cuadernos de Pedagogía – 28-IX-2012.
Jaume Carbonell es director de la revista Cuadernos de Pedagogía y profesor de Sociología de la Educación de la Universidad de Vich (Barcelona).